Sucedió en Belén
En un pesebre de paja
a modo de blanda cuna,
cuando brillaba la luna
un niño del cielo baja.
No lleva mantón ni faja
en la fría madrugada
de noche tan estrellada;
sólo una mula y un buey
dan calor a nuestro rey
porque no encontró posada.
En aquella humilde cueva
un cometa se posaba,
y la gruta iluminaba
cuando la luna se eleva;
y cada Mago le lleva
un presagio de su vida
con ternura desmedida;
en ricos cofres dorados
envueltos entre brocados,
en tan grata bienvenida.
Oro, para su reinado
de aquella humilde ciudad
que abarca la eternidad;
el Incienso perfumado
de su calvario pesado,
que veinte siglos perdura.
Y la Mirra de amargura
para darnos el consuelo
ante las puertas del cielo,
cuando la vida se apura.
sábado, 05 de marzo de 2011
Manuela González Ruiz
Manuela González Ruiz
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